El concepto de Sistemas Inteligentes de Transporte (SIT) (Inglés: Intelligent Transportation Systems - ITS) es un conjunto de soluciones tecnológicas de las telecomunicaciones y la informática (conocida como telemática) diseñadas para mejorar la operación y seguridad del transporte terrestre, tanto para carreteras urbanas y rurales, como para ferrocarriles. Este conjunto de soluciones telemáticas también pueden utilizarse en otros modos de transporte, pero su principal desarrollo ha sido orientado al transporte terrestre.
El interés para el desarrollo de los SIT proviene de los problemas causados por la congestión del tráfico. La congestión de tráfico se ha incrementado a nivel mundial como resultado de un incremento en el crecimiento poblacional, urbanización y cambios en la densidad de población. Esta congestión reduce la eficiencia de la infraestructura de transporte e incrementa el tiempo de viaje, consumo de combustible y de contaminación ambiental.
El Cobro electrónico de peajes (ETC) permite el cobro de peajes sin que los vehículos tengan que detenerse o disminuir su velocidad, evitando así las filas y demoras asociadas al cobro tradicional por medio de casetas de peaje. La aplicación más común a nivel mundial ha sido la de habilitar en las estaciones de peaje algunos carriles con control electrónico, combinados con carriles de cobro manual, y el número de posiciones automáticas depende del número de usuarios registrados en el sistema de débito automático. Gracias a que es posible cobrar electrónicamente al 100% de los vehículos, ETC ha hecho posible la concesión de autopistas urbanas al sector privado para su construcción y operación, así como la introducción o mejoramiento del cobro de peajes urbanos como herramienta para reducir los viajes en auto dentro del centro de ciudades congestionadas mediante la aplicación del concepto económico de tarifas de congestión. Las primeras implementaciones a nivel mundial de peaje urbano electrónico tuvieron lugar en las tres principales ciudades de Noruega, Bergen (1986), Oslo (1990), y Trondheim (1991),2 implantado con el objetivo de generar ingresos para un fondo público destinado a financiar nuevos proyectos viales en el ámbito urbano.
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Entre 2004 y 2005, en Santiago de Chile fueron implantados los primeros sistemas en el mundo de cobro electrónico de peajes que atraviesan por el centro comercial de la ciudad y como parte de un sistema de autopistas urbanas concesionadas (la Autopista Central, y la Autopista Costanera Norte), con tecnología que permite controlar automáticamente todos los ingresos a la autopista y cobrar por la distancia recorrida. Soluciones similares ya habían sido implementadas en otras ciudades, solo que en esos casos el ETC fue utilizado en anillos periféricos o autopistas para evitar el paso por el centro de la ciudad. El cobro de peaje por medios 100% electrónicos ha sido utilizado en Toronto, Canadá desde 1997 (Ruta 407 ETR), en varias carreteras en Noruega,3 en Melbourne, Australia desde 2000 (CityLink), y en Tel Aviv, Israel también en 2000 (Ruta 6).
Tarifas de congestión
La aplicación de ETC. para implementar políticas para regular la congestión se utiliza en las vías que dan acceso al área central de la ciudad utilizando transmisores en los carros, complementados con cámaras de vídeo y tecnología de reconocimiento digital de caracteres (para multar a los infractores). La aplicación de tarifas de congestión ya ha sido implementada con éxito en varias ciudades: Singapur en 1998, que permitió automatizar el primer sistema de tarifas de congestión implementado en el mundo en 1975, y cuyo control de acceso era realizado manualmente Londres en 2003 y ampliado en 2007 y Estocolmo en 2006 como una prueba de siete meses, y en forma permanente a partir de agosto 2007
https://es.wikipedia.org/wiki/Sistemas_inteligentes_de_transporte
TECNOLOGÍA EN EL TRANSPORTE
A pesar del desplome de muchas empresas puntocom y de la poca penetración del comercio electrónico en la región, las transacciones electrónicas son cada vez más frecuentes en los países de América Latina y el Caribe. En el ámbito del transporte, la incorporación paulatina de la tecnología para apoyar los procesos y el intercambio de flujos monetarios entre los participantes, ha permitido otorgarles una mayor versatilidad, seguridad y flexibilidad. En el transporte público, estas iniciativas se concentran en los cobradores automáticos y dispensadores de tarjetas de prepago. En el tránsito urbano, en los monederos electrónicos para el control y pago del tiempo de estacionamiento, en tarificación vial, los telepeajes permiten otorgar mayor agilidad al proceso de recaudación, especialmente en las autopistas y concesiones urbanas. En el transporte marítimo, cada día son más frecuentes las transferencias electrónicas para el pago de importes aduaneros y derechos portuarios.
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Es común observar como todos los actores involucrados en el transporte público, como los usuarios, empresarios, chóferes y gobierno, reconocen la importancia y las ventajas que presenta la incorporación de tecnologías al proceso de recolección de pasajes, ya sea por razones de seguridad, agilidad del sistema o para permitir una mejor integración intermodal. Sin embargo, en América Latina son varias las experiencias fallidas para la instauración y funcionamiento de estos sistemas, procesos que no han estado exentos de polémica y fuertes presiones gremiales.
La razón de esto, parece radicar en que frecuentemente se produce un abismo infranqueable entre el equipamiento seleccionado por la autoridad, muchas veces sobre dimensionado o inadecuado para las medidas que se desea implantar, las condiciones de venta, canje y funcionamiento que exigen los empresarios del transporte, la seguridad y operabilidad que desean los chóferes o la tarifa y funcionalidad que esperan los usuarios del servicio. Cuando la discusión no se basa en términos técnicos y objetivos, tan fundamentales en los temas tecnológicos, se llega irremediablemente a un cuadro de tensión mutua, con discusiones estériles que suelen finalizar en la anulación de la normativa o imponiéndose la visión de la autoridad mediante normativas perentorias, produciendo muchas veces onerosos y complicados sistemas cuya adquisición por parte de los empresarios, sólo por cumplir la nueva normativa, termina tarde o temprano reflejándose en la tarifa. Con lo cual son los usuarios, entre los cuales figuran los de más bajos ingresos, los que finalmente costean los equipos adquiridos, sin que se incremente el nivel de servicio que reciben ni las medidas surten el impacto que la autoridad deseaba, lo cual desprestigia tanto al gobierno como al uso de las nuevas tecnologías frente a los empresarios y la opinión pública.
Junto con la urgente necesidad de profesionalizar la discusión tecnológica, es fundamental comprender que una implantación exitosa no se debe únicamente a la tecnología que se utiliza, sino a la creación de un sistema integral que logre satisfacer las necesidades de los usuarios y operadores del transporte público, considerando las características de los agentes involucrados y las del entorno en que se desenvuelven.
La elección tecnológica en un sistema de cobro electrónico, es un proceso clave ya que determina fuertemente tanto en el canje de los fondos resultantes como las condiciones de venta del servicio, procesos que influyen en la percepción y adopción del sistema por parte de los operadores de transporte y de los usuarios, cuyo accionar finalmente implica el éxito o fracaso de la medida.
http://www.cepal.org/transporte/noticias/bolfall/1/10861/FAL193.htm
TECNOLOGÍA EN EL TRANSPORTE
Los que abogan por un futuro de autos eléctricos destacan que estos no contaminan el ambiente, pero un inconveniente de la mayoría de las marcas que hay en el mercado son las relativamente cortas distancias que pueden alcanzar antes de tener que recargar la batería, el tiempo que demora este proceso y el número limitado de surtidores de electricidad.
Sin embargo, un grupo de investigadores en la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos, está desarrollando un sistema que le permitiría a un coche eléctrico rodar indefinidamente con sólo conducir sobre una autopista especial.
La tecnología se llama transferencia inalámbrica de energía a vehículos en movimiento -que el equipo de Stanford ha logrado realizar a través de resonancia magnética- y que podría revolucionar el transporte terrestre.
Todavía faltan años antes de que se pueda producir un prototipo y uno de los obstáculos sobre los que se trabaja es cómo evitar que esa transferencia inalámbrica afecte a seres humanos y otros equipos y artículos sensibles al magnetismo.
Movilidad ilimitada
El Proyecto sobre Cambio Climático y Energía (GCEP, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Stanford es el centro que planteó el concepto y auspició la investigación que realizaron diferentes científicos e ingenieros de la institución.
Richard Sassoon, director administrativo de GCEP, dijo que el proyecto se basó en un experimento que ya se había realizado en el Instituto de Tecnología Massachusetts (MIT) en el que habían logrado transferir la energía que consume un bombillo (más o menos 60 vatios) a través de una distancia de unos 50 centímetros.
“Nosotros hemos mejorado la eficiencia de esa transferencia al 97% y sobre una distancia de dos metros”, explicó a BBC Mundo.
La innovación utiliza la resonancia magnética para transferir la energía de un emisor a un receptor con frecuencias magnéticas sincronizadas.
La idea es que un auto eléctrico con una bobina receptora se vaya cargando a medida que pasa por una autopista o carretera que tenga una red de bobinas emisoras de energía bajo su superficie.
Este sistema resolvería el problema de la distancia que pueden rodar los autos eléctricos de hoy en día proveyéndolos de una carga virtualmente ilimitada.
“Los conductores queremos salir en el auto cuando queramos, donde queramos, hasta que queramos”, afirmó Sven Beiker, director ejecutivo del Centro de Investigación Vehicular de la Universidad de Stanford (CARS, por sus siglas en inglés) que contribuye en el proyecto.
Si podemos incorporar estas bobinas en los automóviles, el resultado sería la movilidad eléctrica ilimitada”, señaló a la BBC. “Una vez en la carretera solo habría que parar el auto para descansar o ir al baño”.
http://enpositivo.com/2012/02/la-tecnologia-que-podria-revolucionar-el-transporte-terrestre/
TECNOLOGÍA EN EL TRANSPORTE
El transporte terrestre es aquel cuyas redes se extienden por la superficie de la tierra. Sus ejes son visibles, debido a que están formados por una infraestructura construida previamente por la que discurren las mercancías y las personas. Así pues existen redes de carreteras, caminos, ferrocarriles y otras redes especiales (eléctricas, de comunicaciones, oleoductos y gasoductos). Denominamos flujo al tráfico que circula por la red de transporte, mientras que la capacidad es el flujo máximo que es capaz de absorber la red.
Estas redes de transporte terrestre las podemos clasificar en función de su densidad en tres tipos: ejes aislados, que serían aquellos que unen exclusivamente dos puntos en el territorio, lugar de producción y de consumo (redes de algunas zonas de países desarrollados en los que la población es escasa los recursos naturales no son explotados); redes poco estructuradas, en la que existen varios ejes, conectados o no entre sí, sin que exista una jerarquización entre ellos (redes de países subdesarrollados); redes estructuradas, son aquellas en las que existe un elevado número de ejes, conectados entre sí y organizados de una manera jerárquica, lo que facilita el transporte por todo el territorio (redes de países desarrollados).
Transporte por carretera: es el más importante en la actualidad tanto para mercancías como para personas, debido al gran desarrollo de los vehículos públicos y privados, (coches, camiones o autobuses). Su ventaja radica en la gran flexibilidad que presenta, pues no se restringe a seguir unas rutas fijas como el ferrocarril, sino que dada la interconexión de los diferentes ejes se puede llegar a cualquier lugar siguiendo las carreteras. Como desventajas presentan el elevado coste de construcción y mantenimiento de las infraestructuras viarias, o la congestión generada debido al aumento de los flujos.
El origen de esta red hay que buscarla en los antiguos caminos de herradura que fueron transformados desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX en carreteras. Además se han ido construyendo nuevas vías que han ido facilitando el transporte y jerarquizando la red, así encontramos redes viarias compuestas por autopistas, autovías, vías rápidas, carreteras de diferentes anchos y caminos asfaltados o ripeados. En los países desarrollados, la red es densa y altamente jerarquizada, constituyendo el principal objetivo de las autoridades el mantenimiento de las infraestructuras ya construidas y la transformación en autopistas de las vías de circulación más densas; mientras que en los países subdesarrollados, la red es bastante menos densa y presenta problemas de acondicionamiento, asfaltado, sinuosidad, etc.
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http://evoluciontecnologicacamilath.blogspot.com.co/p/evolucion-de-los-medios-de-transporte.html
TECNOLOGÍA EN EL TRANSPORTE
En el siglo XX la formación e instalación de grandes corporaciones de fabricantes ha dado un gran impulso a la producción de vehículos tanto para el uso particular como para el transporte público y de mercancías, así como la exportación a terceros países. Con el crecimiento económico de los últimos años se espera que Brasil y Argentina alcancen en poco tiempo cotas de utilización de vehículos al mismo nivel que los países más desarrollados.
Carretera
En las trece colonias americanas originales, que se extendieron hacia el oeste hasta el río Mississippi, el principal modo de transporte terrestre era por reata de animales de carga y por caballos sobre los senderos de los nativos americanos.
Hacia 1800 se hicieron carreteras de tierra al quitar la maleza y los árboles de estos senderos. Muchas de esas carreteras, sin embargo, se hacían casi intransitables durante los periodos de mal tiempo. En 1820, la mejora de las carreteras denominadas turnpikes (autopistas), en las que las empresas privadas cobraban un peaje por haberlas construido, conectó todas las ciudades principales superando al resto de carreteras.
El transporte terrestre se desarrolló más despacio. Durante siglos los medios tradicionales de transporte, restringidos a montar sobre animales, carros y trineos tirados por animales, raramente excedían de un promedio de 16 km./h. El transporte terrestre mejoró poco hasta 1820, año en el que el ingeniero británico George Stephenson adaptó un motor de vapor a una locomotora e inició, entre Stockton y Darlington, en Inglaterra, el primer ferrocarril de vapor.
Ha sido en el siglo XX cuando más se ha desarrollado la red viaria en España. Sucesivos gobiernos han realizado grandes inversiones hasta conseguir unas vías básicas de gran capacidad (autopistas y autovías) que permiten el desplazamiento de gran número de personas y mercancías por el territorio español con niveles de motorización próximos a los grandes países industrializados.
En América Latina, el caballo, la mula y el transporte sobre ruedas fueron introducidos por españoles y portugueses. Los mismos aprovecharon muchas veces las rutas construidas por los indígenas.
Ya en el siglo XVIII existían carreteras que unían las actuales ciudades argentinas de Tucumán y Buenos Aires, la ciudad de México con sus vecinas Guadalajara y Jalapa, así como las andinas Lima (Perú) y Paita. También en Brasil se construyeron carreteras costeras.
A pesar de ello, en la actualidad muchos países latinoamericanos cuentan con sistemas de carreteras más o menos aceptables, siendo Argentina, Brasil y México los países con mayor cantidad de kilómetros de carreteras mejoradas y asfaltadas. En 1928, se acordó entre los países del sector construir una carretera Panamericana que uniera todo el continente desde Alaska a Tierra de Fuego. Ya en 1940 el 62% del tramo correspondiente a América Central estaba asfaltado y el 87% de América del Sur.
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